Las puertas del teatro se abrieron. Entró el público. Se levantó el telón. Encendieron las luces y los asistentes aplaudieron. La escena estaba ambientada en 1972. ¿Dónde? En Maracaibo. En el escenario se apreciaba la sala de parto del Hospital Doctor Armando Castillo Plaza. Una mujer (Simona Del Carmen Torres) postrada en una cama se quejaba desesperadamente. Ésta era auxiliada por un caballero (Rigoberto Fernández), el cual tomaba su mano derecha para darle fuerza. Inhalaron, exhalaron y apretaron. De repente se oyó el llanto de un recién nacido. El número 5 de doce hermanos. Los espectadores presenciaban el nacimiento del futuro actor, director, dramaturgo, vestuarista, investigador, líder comunitario y apasionado, Denny Rigoberto Fernández Torres.
Éste inició su formación académica en 1991, obteniendo el título de bachiller en ciencias. Más adelante, en 2003, se consolidó como Licenciado en Química, egresado de la Universidad del Zulia (LUZ).
Hoy vemos a un hombre que se pasea entre la química y el teatro. Ambas disciplinas, como lo reafirma el artista, le han dado reconocimiento tanto científico como artístico. “Esa dualidad es maravillosa y plena. Química para el teatro y teatro para la química son dos cosas estupendas. Creo que el teatro es química pura y viceversa, todo lo que sentimos está ligado a una reacción artificial y es espléndido cuando desde este punto de vista se sabe. Un actor no conoce todos estos procesos. Dios me ha bendecido porque tengo las dos carreras que me apasionan”.
Fernández se considera un actor de química o un químico de actuación. Para él este par de profesiones contienen “un rol social impresionante” y eso las hace importante en su vida. No se decide por una. Las dos son una sola.
Fernández: el investigador
Sus estudios universitarios comenzaron con una equivocación. Un amigo le propuso postularse con las ciencias exactas para poder entrar rápido a LUZ. Por desconocimiento, lo hizo. No obstante, reflexiona: “Mi promedio me permitía entrar en cualquier carrera. Lo mío era la medicina. Bien salió el listado estaba recibiendo clases y pensaba por influencia de otras personas cambiarme para ingeniería, pero cuando en el departamento de orientación me dijeron la labor del químico, de inmediato asumí que este era mi futuro”, añade. Además, señala, “podía ayudar a la gente con sus enfermedades y eso me daría mucha satisfacción. Esta área me ha hecho más sensible, en cuanto al ser humano, porque he aprendido cómo es por dentro y cuáles son sus funciones metabólicas”.
A Fernández la química le ha permitido obtener varios premios y reconocimientos. Ha viajado a naciones como: Argentina, Brasil, España y Escocia para compartir, en distintos congresos internacionales, sus investigaciones científicas. También en Lara, Caracas, Nueva Esparta, Sucre, Miranda, Mérida, Zulia, Falcón, Carabobo y Aragua conocen de los aportes de este investigador.
Tiene en su haber 11 publicaciones científicas en distintas revistas arbitradas nacionales e internacionales. Asimismo cuenta con el libro “Cobre y zinc en plasma sanguíneo”. Por su parte la Universidad del Zulia (LUZ) reconoció la productividad científica de este químico, otorgándole la beca “Programa de Promoción al Investigador (PPI)” a través del Premio “Francisco Eugenio Bustamante”, en 2006.
Denny: el Teatrero
Desde niño en la escuela siempre me gustaron las actividades complementarias y una vez me tocó hacer escritura y representación, sin saber cómo hacerlo. Más adelante, relata Fernández, en la iglesia evangélica “El Nazareno” actuaba en las presentaciones navideñas. Tiempo después llegué a la universidad y vi que el Teatro Estable de La Universidad del Zulia (Teluz) tenía abierta las inscripciones para sus talleres de formación. Me inscribí y aquí estoy”, comenta el intérprete.
Desde pequeño este integral artista escénico no sabía lo que significaba el arte de la interpretación, sino después confirmó, debido a las experiencias vividas, que el teatro se afianzaría a su vida.
A varias interrogantes realizadas de manera directa respondió espontánea y contundentemente.
-¿Qué es el Teatro para usted?
– (Respira profundo) Es una constante búsqueda de lo real. Es un vínculo con lo cotidiano y lo efímero, es el desdoblamiento de mis otros “yo” y del “yo” originario. Es sapiencia, disciplina, constancia, trabajo duro pero sabroso y satisfactorio es cóncavo y convexo, lleno de múltiples emociones que te vacían y te llenan.
-¿Es el teatro la salvación?
– Decir la salvación es totalmente polémico y filosófico. Yo creo que te enrumba hacia el perdón, te orienta hacia un mundo de plenitudes y te puede convertir en un monstruo si no sabes llevar el éxito o el fracaso por cometer errores en un proyecto que te apasione. Pero, más allá de todo eso, el teatro es la pasión por el amor y el conductor hacia tu propio “yo”, el que te quieras dar, el “yo sabio” o el “yo egoísta” que te aísla y hasta te puede hacer daño.
Por esta manifestación escénica, el también director, dramaturgo, vestuarista y productor ha hecho varios sacrificios. Una de ellos es la ausencia en su núcleo familiar, mientras está en pleno proceso de montaje y producción del alguna pieza teatral. “A mi familia casi no la veo y eso es fuerte, pero están claros que yo estoy en un camino de aprendizaje y de cosas buenas con el teatro. Soy totalmente apasionado con lo que hago y me entrego a plenitud”.
Desde sus inicios en el Teluz, Denny Fernández ha escrito 17 obras dramáticas, de las cuales seis han sido representadas por el elenco de esta compañía. También, el actor ha desarrollado su trabajo actoral con la agrupación CiudadPuertoTeatro.
Revolucionario
“Un artista se debe al público y eso puede influir de manera positiva o negativa en él mismo, sin embargo, apoyo todo lo que tiene que ver con el pueblo, la igualdad, y las mejoras de las sociedades”, expresa el químico. Él manifiesta estar con el partido que busca “que todos seamos iguales y que no existan credos ni colores en nuestro mundo”. Confiesa ser fiel a sus creencias, por lo tanto apoya la política renovadora y transformadora que está viviendo Venezuela. “Creo que Dios nos ha bendecido a través de este proceso de cambio, porque es la hora de que el pueblo sea mirado con dignidad y eso es lo que está haciendo este proceso, donde la igualdad es la bandera”, acota Fernández.
Su trabajo como líder comunitario lo viene ejecutando desde hace 10 años poniendo en marcha trabajos de promoción, divulgación y formación cultural. Para desarrollar esta labor le motivó la falta de conocimiento que hay en las comunidades más desprovistas. Considera que la gente debe tener la misma oportunidad que él tuvo y por eso les lleva –a su comunidad-trabajos artísticos para que se sensibilicen hacia las artes escénicas.
El Denny Fernández de 2011 se ve en un espejo y dice:” Si vuelvo al pasado escogería las mismas profesiones. Ninguna de las dos está distante una de la otra. Soy más analítico y acucioso, estoy más centrado en lo que quiero”.
Hoy pasea su mirada en lo interno y externo, desde el trabajo profundo de las reacciones químicas que se detonan al realizar un minúsculo movimiento, hasta la belleza de esa acción puesta en escena.
Denny Fernández el químico, teatrero y revolucionario quiere que la vida sea tan hermosa para los demás como lo ha sido para él. “Sueño con mi país feliz, mi gente en paz y en libertad”.
Prensa Correo Cultural
Ramón González/ Pasante