Las más contemporáneas obras de arte español podrán ser apreciadas en nuestra ciudad capital a partir del domingo 23 de octubre, en las salas de la Galería de Arte Ascaso, en Las Mercedes.
Dirección: Avenida Orinoco entre calles Mucuchíes y Monterrey, Urbanización Las MercedesCaracas 1060, Venezuela
Teléfono: (58-212) 993.6862Fax: (58-212) 993.5301Email: galeriascaso@cantv.net
Horario de las Salas Lunes a Viernes: 8 a.m. a 12 m. / 2 p.m. a 6 p.m.Sábados y Domingos: 11 a.m. a 3 p.m.
Por tal motivo ya se encuentra en Caracas el destacado investigador y curador de arte, Roc Laseca, acompañado de algunos de los artistas invitados, quienes participarán en una serie actividades teóricas que se presentarán a propósito de la muestra, y que cuentan con la colaboración de la Universidad Central de Venezuela y la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA).
El Columpio Español promete ser uno de los eventos de mayor impacto en materia de artes visuales de los últimos tiempos, y epicentro de una interesantísima programación de arte español en nuestro país. La selección incluirá un total de 148 obras que incluyen fotografía, escultura, dibujo e instalación de los artistas Adrián Alemán, Teresa Arozena, Gonzalo González, Beatriz Lecuona y Oscar Hernández.
Fuente: http://www.ascasogallery.com
El Columpio Español
Si tomamos en consideración la naturaleza orgánica de las imágenes -y hasta su locuaz forma de devenir- comprobaremos que su modo de aparecerse dista mucho de ser algo similar a una inocencia original y templada. Las imágenes interpelan un modo crítico – y en ocasiones agonístico- de presentarse al mundo y a sí mismas por cuanto garantizan una continua movilidad de su estructura interna. Es entonces cuando se nos antojan bipolares, y tratan de hallar su localidad a pesar de este permanente dinamismo que las empuja a no detenerse en su tensión interna.
Finalmente, esta esquizofrenia de la imagen acaba por entenderla como el producto de un bascular interminable y por ello, cualquier tarea expositiva que se disponga a desentrañar los resortes internos de su naturaleza no deberá sino examinar el columpio sobre el que se recrea. Las imágenes parecen así oscilar entre polaridades dispares – temáticas o contextos que representan-, pero al final terminan titubeando en torno a los tres únicos ejes sobre los que se ha revolcado la historia de las prácticas artísticas: tiempo, cuerpo y muerte. Esta exposición trata así de rastrear toda la acción basculante del columpio para intuir el punto sensible que se escapa de cualquier política de representación; ¿acaso su pausa, su suspensión?
Parece que uno de los modos más honestos de examinar este balanceo interno del imaginario pasa por atender sus límites, sus bordes, los abismos y las periferias. Así que la españolidad se reduce aquí a un punto de partida accidental, no tanto por pretender evaluar el estado actual de la imagen en crisis de este territorio (que indefectiblemente nos retrotrae al problema especular velazquiano), sino más bien por pulsar el devenir crítico de sus protagonistas y de la noción misma de representatividad que se tambalea cuando advertimos que todos los autores responden a una limítrofe procedencia canaria. La genealogía aquí, por tanto, ya no pone en valor de dónde vienen, sino más bien hacia dónde van, el punto de destino que dibuja el arco de su columpio para bascular el devenir entre su representatividad nacional e imaginaria.
Oscilación: Tiempo / Reflejo [Planta 1]
El límite termina siempre alcanzándonos por mucho que corramos delante de él. Y ese límite, aun cuando lo nombremos de distintas maneras, acaba por mostrarse como el tiempo mismo, en su forma de flujo interminable que entrecruza cualquier relato, a modo de catarata irreprimible que salpica cuanto se acerca a ella para evidenciar la mortalidad de todo cuerpo, su caducidad inevitable. Así que la temporalidad encuentra también su propio opuesto en la eternidad de las imágenes, en la coagulación que reprime ese flujo y acaba por cristalizar en su única forma: dominio de la decadencia, de la generación, de la corrupción carnal. El tiempo y su reflejo abarcan las polaridades críticas de toda imagen primera y nos conducen a discutir, al final, la condición mortal del cuerpo. Por mucho que oyéramos cornetas de aviso, la aparición de la imagen quedará ligada, en todo momento, a su propio funeral, a la celebración mortal de los cuerpos despedazados que nos apresuramos a recoger, como compilando un archivo primitivo de aquel tiempo original que nos vio nacer.
Oscilación: Cuerpo / Fantasma [Planta 2]
Es quizá la virtualidad de las imágenes su condición original, su simbolización primera, a modo de campo sobre el que se proyectan ellas mismas para tratar de acopiar la densidad de todo hombre: su cuerpo. La imagen mantiene así una tensa relación con la corporalidad que se le espera y la fantasmalidad que termina mostrando. Fetiche de lo idéntico. Y por mucho que entendamos la naturaleza representativa de toda imagen, su fidelidad se nos presenta en el reflejo monstruoso, en la carne informe, en el juego especular de retratos, miradas o fantasmas. A medio camino entre ellos, el problema eterno por vivir, expresado en lo doméstico de patios, interiores y jardines, aparece sorteando cualquier fatalidad, cargado de esperanza onírica, arreal, propio del habitante incierto.
Oscilación: Muerte / Comunidad [Planta 3]
La representación del espacio imaginario de la comunidad tiene todo que ver con la gestión de sus residuos. Anular el devenir es también una forma de diseñar un paisaje colectivo, un juego de lápidas flotantes que aparecen, para quien quiera verlas, como los síntomas de una muerte colectiva que se engrasa ahora entre el comercio, la transacción y el flujo. Al final, existe poco más que ese estadio fatal del hombre que se columpia entre el sueño de la promesa y el viaje, de un lado, y la acuidad mortal que socava toda posibilidad de futuro y devenir, por el otro. En medio: el espacio crítico, la representación fronteriza que flota y alimenta el campo de supervivencia.
Fotografías: Franco Mendoza / Derechos Reservados / Conarte de Venezuela