El Grupo Actoral 80, bajo la dirección de Héctor Manrique, estrena el 11 de agosto la obra más esperada de Ibsen Martínez para esta temporada: Petroleros Suicidas, con el humor mordaz que caracteriza a este gran dramaturgo de tiempos modernos.
Protagonizada por Fabiola Colmenares, Iván Tamayo, Dimas González y el primer gran actor Luis Abreu, se estará presentando en la sala de teatro del Centro Cultural BOD – Corp Banca, ubicado en La Castellana.
La obra se sitúa entre Caracas y Nueva York y transcurre entre 1997 y los tiempos actuales. Dos de sus personajes pertenecen al mundo corporativo petrolero estatal: Natalia Vózniak (Fabiola Colmenares) la bella y soñadora especialista en impacto ambiental; su marido, Cayetano Espinosa (Iván Tamayo), el ingeniero de yacimientos que ha escalado posiciones hasta la División de Inteligencia de Mercados. El tercero en discordia es Alexis Espósito (Dimas González) “Mayimbe”, un marginado, amigo de infancia de Cayetano. La leyenda urbana de una ola de suicidios entre altos ejecutivos de PDVSA luego del llamado “paro petrolero” de 2003 da pie a una dramatización de lo que ocurre una noche, luego de que Cayetano da muerte a un asaltante. Mayimbe lo ayuda a deshacerse del cadáver al precio de convertirse en implacable extorsionista de Cayetano. Natalia, a su vez, vive un romance extraconyugal con un altísimo directivo de PDVSA. Estos elementos ponen en marcha una comedia negra, llena de humorísticas sorpresas narrativas que cubren una década y se desarrollan a un ritmo ametrallante que aproxima este texto al cine policial. Eventualmente, Cayetano opta por ordenar la muerte del chantajista, al fallar los sicarios en su intento, lo dan por muerto sólo para que Mayimbe regrese de entre los muertos a conturbar las vidas de Natalia y Cayetano. Un inesperado desenlace subraya la reflexión sobre las paradojas del petroestado que propone la obra.
Bajo la producción general de Carolina Rincón, la dirección general de Héctor Manrique, la asistencia de dirección de Melissa Wolf, la iluminación de José Jiménez, la escenografía de Edwing Erminy y el vestuario de Eva Ivanyi.
Las funciones serán jueves, viernes y sábados a las 8 p.m. y domingos a las 6:30 p.m. Las entradas ya están a la venta en la taquilla del Centro Cultural BOD- Corp Banca y a través dewww.ticketmundo.com y tienen un valor de: Bs. 130,00.
LA VISIÓN DEL GA80 SOBRE PETROLEROS SUICIDAS
Ibsen Martínez escribió Petroleros Suicidas hace pocos años y cuando Héctor Manrique supo de esta obra se animó sin vacilar a estrenarla mundialmente, con mucha audacia y celebración, porque para el GA80 significa un gran compromiso con Venezuela y el público amante del buen teatro: “desde el punto de vista artístico –revela Manrique- la obra toca un tema tan cercano como fundamental para los venezolanos, el petrolero, y espero que Petroleros Suicidas invite a que todos pensemos con responsabilidad sobre lo que pudimos ser y no somos como nación. Somos un país rico por la gracia de Dios y de una gran pobreza por la desgracia de sus habitantes. Si tomamos en cuenta que una inmensa cantidad de venezolanos nunca en su vida ha visto ni palpado un chorrito de petróleo, creo que será una excelente oportunidad para hurgar por el ojo de la cerradura cómo ha funcionado esta industria”.
Petroleros Suicidas es una comedia negra propia para reflexionar según Héctor Manrique, director del GA80 y está estructurada como thriller, donde será el espectador quien se pasee por unos acontecimientos que ojalá le sorprendan, diviertan y conmuevan: “Es imposible saber cómo reaccionará el público, si sucede en este sentido me sentiría satisfecho y honrado”.
En esta obra regresa Fabiola Colmenares al teatro y nuevamente con el GA80 con el cual ha trabajado anteriormente en Y las Mujeres También,Cartas de Amor y Monólogos de la Vagina. Fue decisión de Héctor Manrique solicitarle que hiciera un espacio en su vida personal –ahora que es mamá- para dedicarle tiempo a Petroleros Suicidas por su talento actoral en primer lugar. Comenta Manrique que: “desde que leí la obra por primera vez pensé que ella era la actriz para interpretarla. Si tomamos en cuenta la forma descarnada y comprometedora que tiene la obra al retratar la realidad de nuestro país, siempre pensé que los actores que la interpretaran tenían que tener un compromiso que fuese más allá de lo artístico para hacerla y Fabiola en ese sentido es una venezolana ejemplar al salir de su zona de confort para comprometerse con la realidad política asumiendo riesgos”.
En el caso de Luis Abreu, el primer gran actor, el GA80 no dudó al llamarle. “Es un actor al que siempre admiré, comenta Manrique y lo recuerdo en varias obras que interpretó en el antiguo Nuevo Grupo. Últimamente lo había visto en el cine con Boves y Miranda Regresa, donde su talento traspasaba la pantalla y nos brindaba actuaciones memorables. Así que durante los ensayos de Gorda en varias ocasiones le comenté a su hijo Luis Gerónimo Abreu sobre el deseo del GA80 de trabajar con su papá y sí, logramos convocarlo con este estreno de Ibsen Martínez. Estamos seguros de que el público va a disfrutar su talento en la tablas”.
El accionar del GA80 en el último año ha sido imparable y eso se ha visto motivado por la receptividad del público en extendidas y exitosas temporadas (Acto Cultural, Baraka y Gorda): “El milagro que significa que te acompañe el espectador es algo que por un lado se agradece y por el otro se celebra. Nosotros en el GA80, nos sentimos muy contentos y estimulados por la acogida que han recibido estas obras y seguimos comprometidos con el montaje de nuevas propuestas, como Petroleros Suicidas, nuestro cuarto estreno del año. Estamos sorprendidos de haberlo logrado. Esto hubiese sido imposible sin contar con el aporte siempre generoso de un grupo de personas creativas y con un sentido del rigor y la mística que han hecho posible el milagro que significa en este país levantar el telón más de 160 veces en lo que va de año”, acota finalmente Manrique, actor y director, imparable, siempre fascinado por el oficio y con la voluntad y la humildad para emprender nuevos retos que el público aprecie.
PETROLEROS SUICIDAS, SEGÚN EL PROPIO IBSEN MARTÍNEZ
EL NACIMIENTO DE LA OBRA. Hace unos años me cité con Héctor Manrique para almorzar juntos. Héctor estaba por entonces al frente de la Compañía Nacional de Teatro. Almorzamos en Candelaria y caminamos de regreso al Teatro Teresa Carreño, conversando. Me rondaba la idea de volver a escribir teatro a partir de un episodio que me obsedía desde mediados del 2003: la leyenda urbana del suicidio masivo de ejecutivos de PDVSA despedidos en masa luego del fracasado paro. Recuerdo que juntos jugamos con algunas ideas y que en su oficina rayé algunas cuartillas en plan de esbozar un argumento. No recuerdo ya los detalles, pero lo esencial germinó en aquella conversación.
Años más tarde escribí una primera versión de la que todavía me avergüenzo por lo chambona y tramposa que era. Por aquel tiempo yo bebía demasiado y no andaba muy bien que digamos –una racha depresiva– y llegué a llamar, estando yo muy ebrio, a mi amigo para reclamarle a gritos e insultos una desaprensión por mi pieza que no era tal: sencillamente era muy mala y él lo supo desde el primer párrafo. No quiso herirme diciéndomelo, supongo. El episodio no afectó nuestra amistad pero obró en mi ánimo como un aldabonazo y como un acicate. No dejé escapar la idea y seguí pensando en ella. Sólo que estaba en medio de una crisis aguda de “bloqueo del escritor” que se prolongó por algún tiempo más.
Hace dos años, mientras trabajaba para un canal de televisión en Bogotá, logré al fin que una sequía que duraba ya más de veinte años terminase por completo. Desde 1985 no escribía para las tablas. De regreso de mi trabajo, me encerraba por las noches en mi “apartaco” de la calle 49, sobre la Carrera Séptima – muy cerca del Parque Nacional– a forcejear con una pieza teatral cuyo asunto me obsesionaba desde fines del malhadado paro petrolero, cinco años atrás.
La leyenda urbana –falaz, como toda leyenda– hablaba de una ola de suicidios entre los ejecutivos de PDVSA despedidos en masa. Nunca pude documentar la leyenda pero en el proceso supe de la epidemia de rupturas que entonces cundió entre muchas parejas de “Pedvsos “(él opuesto al paro, por ejemplo; ella, activista de “Gente de petróleos”).
DE LO QUE TRATA. En mi pieza “Petroleros suicidas” hay mucho más que una ruptura conyugal: no hay suicidios pero sí ocurren homicidios, extorsiones, electrocuciones. Una comedia negra, en fin; un thriller del cual, sin fingir modestia, me siento razonablemente satisfecho.
Mis modelos inalcanzables son Arthur Miller y el señor Henrik Ibsen (el noruego, es decir, el original Corn Flakes de Kellogg’s) y con ellos en mente he tratado de ceñirme a lo que Balzac pedía a sus novelas: contar la vida privada de las naciones y en cierto modo “Petroleros Suicidas” aborda la vida privada del petroestado.
Como aclaratoria del autor, esta pieza no presenta alguna alusión a la PDVSA socialista y en su lugar recomienda vivamente la lectura del libro de Marianna Párraga, “Oro Rojo”.
Arthur Miller, comentando una pieza de Ibsen (el bueno, el noruego), afirma que el dramaturgo que tiene algo impopular que decir debe imponerse al auditorio y arriesgando un rechazo, decir lo que tenga que decir. En “Petroleros Suicidas” se ventilan temas que los venezolanos rehuimos tocar: nuestra tortuosa relación con una riqueza no ganada. Pero el teatro no añade soluciones al mundo; sólo sabe añadir preguntas como la que hace Natalia (Fabiola Colmenares), la protagonista femenina: “¿Qué tiene el petróleo que envenena?” Me daré por bien servido si el público sale haciéndose unas cuantas preguntas.
EL MONTAJE. Soy un tipo muy afortunado que siempre ha hallado un buen grupo y un buen director que monten sus obras. De todas ellas, sólo una me ha gustado y me sigue gustando: fue un exitazo comoopera prima; otras piezas fueron rotundos fracasos y en cada caso me olfateé el resultado antes de estrenar. Los bateadores saben que se fueron de jonrón desde que chocan la bola y por eso no corren a primera: trotan, paladeando el momento. Así me siento hoy, antes del estreno. “Petroleros Suicidas” va a funcionar: lo siento en los nudillos: el GA80 representa para mí lo que la “maquinaria roja” del Cincinnati en el ’75. Héctor Manrique es su Sparky Anderson y el elenco convocado es un dream team: Fabiola Colmenares abre el line-up, la siguen Iván Tamayo, Dimas González y el maestro Luis Abreu.
Fabiola Colmenares es un lanzador natural, con un registro vocal y una presencia escénica dignas de Bette Davies. “Tiene recta”, como diría mi amigo Marcos Villasmil. También buen cambio de velocidad. Me atrae sobremanera la noción de que se trata de alguien que ha abrazado sin melindres la política: acaba de ser elegida en primarias abiertas a la dirección de su partido. No puedo exagerar la importancia de este hecho porque en “Petroleros Suicidas” intento ceñirme al consejo de Michael Frayn, no escribas “teatro político”: esos afiches los escribe cualquier intelectual tercermundista de quinta categoría; escribe mejor teatrosobre la política. Es muy otra cosa. Más retadora y más ardua. Pero sólo así vale la pena. Fabiola va a sorprenderlos una vez más.
Iván Tamayo sabe de esta pieza desde el momento de su concepción. Le tiene ganas a Cayetano, su personaje: el pedeveso cínico que sabe nadar sin mojar la ropa. No pensé en nadie más al escribir la obra. Iván y Fabiola, en su interactuar, me recuerdan a la dupla Omar Vizquel y Roberto Alomar. Fabiola es Vizquel.
El trabajo de Dimas González es deslumbrante. No digo más: vayan a verlo. El curtido gerente de seguridad corporativa que construye Luis Abreu apuntala los momentos de inflexión que ocurren en la pieza.
PRÓXIMOS PROYECTOS. Trabajo a marcha forzada en la traducción para el GA80 de la versión que Arthur Miller hizo en 1950 de “Un enemigo del pueblo”, de Henrik Ibsen (el noruego, el original, el realmente bueno). Es un proyecto que entusiasma por igual a Manrique y a este servidor. Ya es hora de que Ibsen el bueno sea representado por el GA80. Escribo (indago más bien) una pieza titulada provisionalmente “Catering”. Álvaro Paiva, el extraordinario músico de la movida urbana escribe en este momento el score musical de “¿Quién mató a Chano Pozo?”: un espectáculo teatral con mucho jazz latino.
MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR: http://ibsenmartinez.com/
Fuente: Evelyn Navas.