La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, guiada por su director, Gustavo Dudamel, cerró anoche su más reciente periplo por Europa. Lo hizo de la mejor manera: conquistando por completo el fervor de un nuevo territorio para ellos, el de la antigua Constantinopla, el del encuentro entre Oriente y Occidente. Los aplausos de un público eufórico sumaron más de 20 minutos. A la salida, organizadores y públicos hacían peticiones para que la orquesta regresara el año entrante.
Entre tanta ovación, a los jóvenes venezolanos les costó irse del escenario. Tuvieron que tocar tres bises que fueron doblemente aplaudidos, pues Gustavo Dudamel, en ese momento final, le cedió su batuta a dos jóvenes directores: Jesús Parra y Manuel Jurado, quienes se ponían por primera vez la chaqueta de los colores de la bandera para dirigir en suelo internacional. Los espectadores no creían que fuera posible que dos adolescentes estuvieran montados sobre el podio dirigiendo a más de 170 músicos.
El episodio simbolizó el espíritu de continuidad y formación de relevo en de El Sistema. Fue quizá una de las mejores inspiraciones para los integrantes de la ONG Música por la Paz, con la que ya se está diseñando un programa de intercambio académico que comenzará a ejecutarse en tan sólo dos meses. Horas antes del concierto, el maestro José Antonio Abreu visitó la pequeña sede del programa turco y ofreció todo el apoyo pedagógico necesario para que en Turquía crezca con fuerza esta iniciativa musical y social que luego de seis años de trabajo tienen 380 alumnos.
Algunos de esos niños turcos miraron escucharon con embeleso un repertorio que, por ahora, es desconocido e inalcanzable para ellos, pero que revelaba un sonido de futuro. Casi sin pestañear vieron a los músicos venezolanos quienes tocaron Daphnis y Chloe, de Ravel, Santa Cruz de Pacairigua, de Evencio Castellanos, la Sinfonía India, de Carlos Chávez, y el Pájaro de Fuego de Stravinsky.
Horas antes del concierto, el maestro Abreu asistió a la pequeña sede de la ONG Música por la paz. Los niños lo recibieron con alegría, tocando algunas piezas con flautas, violines, chelos e instrumentos de percusión, que son los únicos que han podido enseñar a tocar por ahora. Enclavada en un barrio humilde de Estambul, con los pies descalzos para no deteriorar el piso pulido sobre el que aprenden, los niños de Turquía contaban que la vida les ha cambiado desde que se acercaron a la música: primero, tienen derecho a una actividad creativa sin tener que pagarla, algunos han mejorado sus notas en la escuela impulsados por la estimulación de ir a la escuela de música, otros se han convertido en niños más sociables y motivados y todos ellos, quizá, estén trazando un futuro profesional en la música.
Reconocido en esta gira con la Cruz de Honor Austríaca de las Artes, en Salzburgo, y galardonado la con el Premio a la Trayectoria de una vida por parte de la Fundación de la Cultura y las Artes de Estambul, el maestro Abreu recibía hoy dos premios más: poder ver a la orquesta que fundó conquistando nuevos territorios y la alegría de los niños de Música por la Paz, a quienes quiere ver tocando junto con músicos venezolanos en un futuro no lejano.
La Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, orquesta cúspide del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, perteneciente a la Fundación Musical Simón Bolívar – adscrita al Despacho de la Presidencia de la República despide así una gira llena de éxitos que comenzaron con la cálida respuesta del exigente público de Salzburgo, la cuna de Mozart. En esta ciudad, organizan desde ya la visita de otros programas de El Sistema para el 2013.
Los músicos de la Simón Bolívar, además, se consagraron en los Proms de Londres, en una actuación precedida por un hecho histórico: la venta de boletos más rápida en las 116 ediciones del festival londinense.
Con la mirada puesta en el horizonte, los músicos venezolanos regresan a su hogar, a sus horas de docencia (luego de las vacaciones de sus alumnos) y a su agenda de conciertos semanales en Venezuela.
Fuente: FundaMusical Bolívar.