El amor comienza y termina, como la vida I guess, pero a nadie le gustan los finales o la decadencia, las películas mas bien se nutren de lo contrario: de las historias lindas con finales felices, el happy ending infaltable y necesario con besos y campanas. Corazones rotos (Blue Valentine) se trata de lo contrario, una historia de amor que se cuenta desde sus puntos de desencuentro, desde su desgaste y final. Aquí la estructura establecida no se dirige a ninguna parte y todo puede pasar, porque el tiempo en que se cuenta la historia fluctúa entre el presente y el pasado de los personajes, que detonará en un futuro que desconocemos cuando comenzamos a mirar.
Dos personas comunes y corrientes –quizás demasiado- pasan por algunas etapas del enamoramiento –imperfecto, fugaz, volátil- de una pareja como cualquier otra, que se une no neceseramienta solo por amor. Como sucede en la vida, son muchos los motivos para «vivir en pareja» o comenzar una historia bajo un mismo techo. En Blue Valentine pasa de todo y no pasa nada, Michelle Wiliams y Ryan Gosling (The Notebook 2004) son la película, porque más que los diálogos o las situaciones, son ellos, quienes nos procuran sensaciones, con sus actuaciones cargadas de realismo y naturalidad.
Williams tiene 30, pero conserva una expresión infantil que la hace ver mucho más joven, elemento que juega a su favor en roles de este tipo, choca verla en plan de esposa y madre, aunque últimamente es su rol favorito en el cine.
Esta cinta me recordó a otra protagonizada por su ex novio fallecido Heath Ledger: Candy, otra historia de amor con final infeliz, aunque por otros motivos, pero que posee un mood igual de realista o unos personajes igual de descompesados e histéricos. De igual modo, con Blue Valentine recordé Revolutionary Road de San Méndez (Leonardo DiCaprio y Kate Winslet 2008) donde los pequeños detalles, más que las situaciones inconmensurables son los que describen una epopeya de desilusión, decepción y autodestrucción.
Los motivos de los personajes de Blue Valentine quizás no los podamos entender, pero lo que si entendemos es que el amor es frágil y tanto de entrada como de salida, la estupidez puede acabar con todo. Williams es la especialista en hacer filmes independientes desde que se liberó de la maldición de Dawson’s Creek, que consumió a casi todo el resto del elenco. Nominada al Oscar, no logró ganarle a Natalie Portman, quien ganó por su rol en Black Swan.
Vida cotidiana, rutina, pesadez, y desacuerdos, la película de Derek Cianfrance te lleva a asomar la cabeza por la ventana de la casa ajena y no te va a gustar lo que vas a ver.
Calificación: 10 /10
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