Luego de sus actuaciones en Bahía y Paulínia, Gustavo Dudamel y su orquesta se presentaron a casa llena en la Sala Sao Paulo que hoy los despide con un programa que destaca el repertorio latinoamericano
Luego de pisar por primera vez suelo bahiano, en Salvador de Bahía, la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar siguió tocando el Sur de América. El domingo y el lunes, 19 y 20 de junio, los músicos venezolanos hicieron una primera parada en la Sala Sao Paulo, una vieja estación ferroviaria, construida entre 1926 y 1938, convertida en una de las salas de conciertos más importantes del continente, comparada, incluso, con el Musikverein de Viena, el Concertgebouw de Ámsterdam.
En Sao Paulo sólo estaban previstos dos conciertos, pero a pocos días del inicio de la venta de las entradas, tuvo que abrirse una función extra que fue la del domingo 19 de junio. 1.290 butacas disponibles; 1.290 butacas ocupadas durante esa noche y la siguiente. Hoy (21 de junio) ofrecerán su último concierto en la ciudad brasileña con un programa que incluye obras latinoamericanas. Mañana (22 de junio), partirán a Río de Janeiro para continuar una gira que ha encontrado a los venezolanos, integrantes del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles, perteneciente a la Fundación Musical Simón Bolívar -adscrita al Despacho de la Presidencia de la República-, con un público latinoamericano que estaba ansioso por escucharlos.
Durante ambas conciertos, en una sala rectangular, que a mediados del siglo pasado era un jardín que hacía las veces de hall de espera para los viajeros; bajo un techo con 15 paneles movibles para diseñar la acústica más conveniente para cada concierto, los jóvenes de la SJVSB tocaron la Séptima Sinfonía “El Canto de la Noche”, compuesta entre 1904 y 1905 por Gustav Mahler. La misteriosa música envuelve al espectador en los paisajes oscuros de una noche, anunciados por la voz de un bombardino, una noche que entre sus horas deja escuchar una danza de sombras, una noche que se transforma en una dulce declaración amorosa pronunciada por una guitarra, una mandolina y un cuarteto de cuerdas; una noche que culmina con un glorioso amanecer.
“La Séptima Sinfonía de Mahler es una obra densa, difícil y los chicos venezolanos la tocan con tal comodidad, con una soltura, tan natural, que hace que el que los ve sienta absolutamente lo mismo al escucharla. Es un valor que tuvo esta interpretación”, dijo Betina Stegmann, primer violín del Cuarteto de Cuerdas de la Ciudad de Sao Paulo.
El crítico y escritor Sergio Casoy señaló: “La Séptima de Mahler es una obra muy difícil y el maestro Dudamel la ha comprendido muy bien, tan bien que esta noche Mahler habló con nosotros a través de su batuta y de la Sinfónica Simón Bolívar”.
Antes del concierto del lunes, hubo otra “función”, quizá la más importante: la SJVSB tocó, en un ensayo abierto, para 1.100 niños del Instituto Baccarelli y del Proyecto Guri (que significa garotos), ambos programas dedicados a la enseñanza musical para niños y jóvenes; el primero en Sao Paulo y el segundo en diferentes regiones del sur de Brasil.
“Para nosotros, que trabajamos con niños y jóvenes es un placer infinito escuchar a una orquesta de jóvenes con tanto vigor, que tienen tantas bondades al tocar, que están dotados de una pasión capaz de contagiar al público con una obra como la Séptima de Mahler que es tan difícil de interpretar. Tener esta orquesta aquí es algo muy bueno para Sao Paulo. El Sistema es un ejemplo para varios proyectos que trabajan con música clásica y popular en Brasil. Ahora tenemos aquí la música como materia obligatoria del currículo escolar y El Sistema tiene mucho que ver con eso; con esa propagación de la música en niños y jóvenes que conlleva tras sí una transformación en sus perspectivas del mundo, en su formación, en su sentido estético, en su sentido crítico, en su posibilidad de ser mejores ciudadanos para el mundo”, señaló Paulo Zuben, director del proyecto Guri.
Nelson Rubens Kunze, director de la revista Concierto, publicación asociada a la revista Gramophone, no sólo publicó un artículo de la trayectoria del maestro Gustavo Dudamel, sino que, a propósito de la presencia del director venezolano en Brasil, publicó un reportaje sobre los directores jóvenes brasileños, una versión local del reportaje que incluyó la revista Gramophone sobre los 10 directores jóvenes que darán forma al sonido del futuro, entre los cuales aparece el nombre del venezolano Diego Matheuz. “Fue un concierto deslumbrante. Todos estamos fascinados con este suceso. La energía que la orquesta transmita es inimaginable. No nos equivocamos al titular el artículo con la frase “Fuerza Joven”. Hace mucho tiempo que la gente viene hablando de este Programa paradigmático, acerca del cual ya habíamos escrito”.
“Estábamos esperando hace muchos años a la Simón Bolívar y al maestro Dudamel y estoy seguro que este es y será el evento musical de este año en Brasil, dijo Gerald Perret, Superintendente de la Asociación de Cultura Artística, institución de casi un siglo de trabajo cultural que hizo posible la actuación de la orquesta venezolana a Sao Paulo. “Este es el más grande producto que Amèrica Latina está exportando, y en especial Venezuela tiene que estar orgullosa de este exquisito logro”, señaló el presidente de la institución, Pedro Herz.
Por su parte, el embajador de Venezuela en Brasil señaló: “Estamos viviendo unos días muy especiales para la cultura venezolana aquí en Sao Paulo, que además tiene uno de los públicos más difíciles y exigentes de toda América”.
Después de dos conciertos, y el que falta, del ensayo con los niños de los proyectos Guri y el Instituto Baccarelli; después de la participación, en un ensayo, del cornista principal de la Filarmónica de Berlín, Stefan Dohr, los muchachos venezolanos prosiguen en su ruta suramericana hacia Río de Janeiro, para finalizar el paso por Brasil, continúan en Argentina, Uruguay, Chile, Bogotá y retornan a Caracas.
Fuente: División de Prensa OSV.