La belleza natural del imponente Warairarepano se fusionó, el pasado sábado 11 de junio, con el ingenio plástico de un grupo de artistas del programa Creadores Visuales de Venezuela, quienes mediante diversas y coloridas acciones individuales y colectivas cerraron el módulo 1 del proyecto Pensar desde el Arte.
Caminerías y áreas adyacentes al Hotel Humboldt se contagiaron con la alegría del público de todas las edades que comulgó con esta experiencia artística que a través de varias estaciones inmersas en el espíritu del paisaje, recorrió la monocromía asignada a los creadores participantes, para luego ofrecer la gama cromática en su conjunto.
Creadores Visuales de Venezuela y Pensar desde el Arte, son programas que desarrolla el Ministerio del Poder Popular para la Cultura a través de la Plataforma de las Artes de la Imagen y el Espacio. Al respecto, el primero de estos programas recorre todo el país registrando el talento nacional y en segundo, se ha ido adelantando en diferentes módulos que exploran y fortalecen el trabajo artístico de los creadores visuales del país, siendo el primero dedicado al color.
Mencionamos algunos testimonios, del día sábado que contempló actividades individuales, colectivas y una charla sobre el color, titulada como la jornada Color, acción y mente, a cargo de la profesora Marisela Morantes.
Thais Leal, TULA, trabajó con el color ocre, “es el color de la tierra”, inspirada en este hecho, utilizó en su obra material de reciclaje. Por ejemplo, pancartas plásticas promocionales de las que colocan en la vía pública, “dos, previamente cosidas, sirvieron de lienzo”. Así mismo, “el aire libre” motivaron la utilización de radiografías, otro material reciclable, muy liviano con el cual realizó veletas de viento que integró a su obra, un hermoso árbol, del que todos querían un recuerdo y el público presente hizo cola para fotografiarse junto a él.
A juicio de TULA, una de las vivencias más interesantes fue el de constatar la reacción, experiencias y sensaciones del público ante determinado color, al respecto ella preguntaba a la gente, en su caso, sobre el ocre. Para unos simbolizaba paz, tranquilidad y resultaba un tono acogedor, pero para otros tristeza “eso no me lo esperaba porque es el color de la tierra y la tierra no es triste”.
Por su parte, la artista Lidoska Pirela trabajó con el color azul, creando unos hermosos tulipanes que luego obsequió al público “significa tremenda experiencia, cuando pregunté que sienten con el color azul, la mayoría dijo sentirse relajado, se tomaron fotos con mi jardín, me encantó cuando una mariposa real se posó en una de mis flores”.
La experiencia fue inolvidable, interactiva, participativa, totalmente lúdica y espontánea donde el público tuvo la oportunidad de acercarse al hecho plástico y al artista, como la calificó Iván Hernández Rojas, artista plástico integral, titiritero, que parte de lo lúdico en todas las áreas del trabajo a través del grupo JUEGHOY y que como otros creadores se sintió atraído por el programa integrándose a las actividades de sus colegas.
“Quedé muy agradado, motivado y emocionado al ver el acercamiento con el público con este ambiente y algo que no es de carácter comercial sino que espontáneamente se relaciona el público con las obras y los artistas fue un grato estímulo presenciar y participar”.
Gratamente habla que el espacio “se tornó en un ambiente vibrante, participativo, con diversidad de propuestas y pensamientos, de percepciones y energías que propiciaron un enriquecimiento tanto para los artistas como para los visitantes del lugar”. Hace un recuento de algunas de las estaciones del día “ una creadora vestida de AZUL con su paraguas; una casa de pájaros se tornó VIOLETA, con el ROJO floreció un hermosa mujer que obsequiaba dulces, el AMARILLO fue un interesante rompecabezas, el OCRE invadió como tapiz un enorme pino y así, el arco iris mismo se veía a través de las miradas de todo el que pasaba y sorprendido sonreía”.
Fuente: Teresa Quilez.