El berimbau sonó alto entre Venezuela y Brasil
Los descendientes brasileros de El Sistema recibieron a sus hermanos mayores. En el ensayo, los jóvenes bahianos tocaron para los venezolanos del programa Neojibá y viceversa. En ambos episodios la batuta de Gustavo Dudamel fue el hilo conductor
Prensa FundaMusical Bolívar
La Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar pisó por primera vez Salvador de Bahía en Brasil. El público bahiano recibió a los venezolanos este miércoles 15 de junio, con un coro de aplausos en el Teatro Castro Alves. La tierra de Gal Costa, Carlinhos Brown, Olodum, Gilberto Gil y Caetano Veloso fue la primera parada de una gira que los músicos emprendieron por América de Sur y que continúa hoy, 17 de junio, en Paulínia, en el estado de Sao Paulo.
Salvador de Bahía no es cualquier ciudad para la orquesta venezolana. No sólo se trata de un ícono de la riqueza musical de la nación carioca, sino también de la tierra en que se ha sembrado una de las semillas de El Sistema en América Latina: el programa Neojibá, que, como hija inspirada en su creador, traduce Núcleos Estatales de Orquestas Juveniles e Infantiles de Bahía, una iniciativa que creó por primera vez una orquesta juvenil en Salvador de Bahía en sus 490 años de historia.
Los niños y jóvenes de Neojibá asistieron al ensayo de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar. Atentos y con el suspiro en entre la mirada atenta y el corazón alegre, desnudaron la forma de tocar de los venezolanos: en cada nota estaba el horizonte con el que han venido soñando desde el año 2007, cuando el joven director venezolano Manuel López vino 10 días a Bahía para hacerse cómplice del talentoso pianista Ricardo Castro, quien buscó en Venezuela la inspiración y la vocación pedagógica del maestro José Antonio Abreu.
La mañana del 15 de junio, ese horizonte se les acercó mucho más a los jóvenes de Neojibá, pues fueron dirigidos por su ídolo, Gustavo Dudamel, en su interpretación del Danzón Nº 2, de Arturo Márquez, y Batuque, del compositor brasileño Lorenzo Fernández. Esta vez fueron los venezolanos, algunos de los cuáles han ido a dar clases en Bahía, los que aplaudieron hasta que cada músico bahiano salió del escenario.
El Teatro Castro Alves, con una capacidad para 1200 personas, se hizo pequeño para la emoción de Ricardo Castro. Nacido en el estado de Bahía, exhibe hoy día más que el título de solista ejecutante graduado en Ginebra (Suiza). Después de 18 años fuera de su país, Castro regresó a su tierra para convertirse en una suerte de “mago” y “ancla” en la vida de muchos niños y jóvenes de este lado del mundo. En su recibimiento y bienvenida a la Sinfónica de la Juventud Venezolana “Simón Bolívar” y de su director musical, el maestro Gustavo Dudamel, el músico y director pronunció unas palabras llenas de agradecimiento: “Ustedes han convertido palabras como “Tocar y Luchar”, que antes no significaban nada, en un emblema. Con cada nota que ustedes van a tocar van a cambiar el mundo, van a cambiar Bahía y van a cambiar el alma de muchos jóvenes de Brasil”.
“Estamos muy honrados y agradecidos por la deferencia que nos ha hecho el Maestro Abreu de que esta gira suramericana comience aquí en Bahía y les aseguro que las presentaciones en este países van a tener un impacto enorme en la vida cultural y social de Brasil. Hasta el 2007, cuando comenzamos con NEOJIBA, inspirada en El Sistema venezolano, en nuestro estado de Bahía la música sinfónica no había tenido un desarrollo en los 490 años de la ciudad. Hoy día, hasta los políticos bahianos quedan admirados de lo que hemos hecho en la transformación de la vida de niños y de jóvenes de escasos recursos económicos. Este ha sido un trabajo intenso de tres años y medio, siguiendo siempre los consejos del Maestro Abreu y de los profesores e instructores de El Sistema, y podemos decir que ahora estas dos naciones están conectadas de corazón y gracias a la música”.
Las palabras de Castro se quedan cortas cuando un joven como Yuri Azevedo dice: “No puedo decir cómo era mi vida antes, sólo puedo decir que yo nací hace cuatro años cuando la experiencia musical comenzó a transformar mi vida para bien. Ahora tengo 19 años de edad y pienso que esta misma transformación interior que se operó en mí y que le ha ocurrido a mis compañeros músicos, es algo bastante utópico pero real. Es posible ser feliz a partir de la música”
Keyla Maielle Salgado, de 17 años de edad, no le teme a la sinceridad: “Mi familia me ha apoyado en mis estudios de música, no desde el punto de vista económico sino espiritualmente, porque entiende y han visto que mi vida ha mejorado desde que soy parte de la Orquesta Juvenil de Bahía. Y yo no sé hasta dónde pueda llegar con la música, quisiera que fuera al más alto nivel, pero lo más importante para mi es que me siento bien interiormente haciendo música”.
Las historias de estos dos jóvenes se multiplican en los casi cien chicos que tocaron frente a Dudamel, quien al final del concierto en Salvador de Bahía señaló: “El inicio de esta gira ha sido maravilloso en Bahía por dos razones: la primera es que viajar con la Sinfónica Simón Bolívar, mi familia, es un evento importantísimo en mi vida; y, en segundo lugar, porque teníamos ya varios años que no viajábamos por nuestros países hermanos. Esta gira es una oportunidad única y yo estoy muy emocionado ante esta fiesta que apenas se inicia. Nosotros bebimos de esa vocación latinoamericanista del Maestro Abreu, y hoy, cuando intercambiamos con los jóvenes músicos bahianos sentimos que compartimos una misma alma, un mismo espíritu.”
La Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar, orquesta cúspide del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, perteneciente a la Fundación Musical simón Bolívar – adscrita al Despacho de la Presidencia de la República, continúa la gira por hoy en Paulinía; luego en Sau Paulo y Río de Janeiro; Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile y, finalmente, a Bogotá y Caracas.