¿Quién es el sujeto del sueño? Constelaciones de lo real en la era de la reproductibilidad técnica se titula la muestra de Alfredo Rajoy que inmersa en el universo onírico inaugura este jueves 9, en la Sala 0, del Museo de Arte Contemporáneo, ubicado en Parque Central, Caracas, a las 6:00 pm.
Rajoy explica sobre su trabajo plástico que se ha venido desarrollando desde hace cinco años, aproximadamente, “en líneas que encuentran un diálogo discursivo contrastado entre lo onírico –«representado a través de intervenciones escritas sobre almohadas y series de barajas ilustradas»– y las realidades sociales –«representadas a través de fotocollages, caricaturas e ilustraciones mixtas»–”.
Agrega que esta muestra es la consecuencia lógica del proceso evolutivo de una exposición previa hecha en torno a la línea de investigación onírica llamada “Cuatro manifestaciones de la represión social en lo onírico (2006), en cuya representatividad de corte mucho más simbolista que surrealista (tendencia artística con la que se relaciona generalmente lo onírico) intentaba manifestar algunos descubrimientos personales sobre cómo a través de los sueños se apalancaban mecanismos de represión con respecto al deber ser sexual, amoroso, moral y ético sobre mi persona”.
Cabe destacar que esta muestra desarrollada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Plataforma de las Artes de la Imagen y el Espacio, impulsa de manera especial el talento joven, siendo la finalidad exclusiva de la Sala 0 desde que se reabriera.
A juicio de este artista caraqueño, nacido en 1984, esta exposición, “más que buscar excusas o insumos en los sueños para el quehacer estético, pretende adentrarse en la búsqueda del rol social de la actividad onírica inherente al sistema de relaciones sociales capitalistas”.
Este comunicador visual, ilustrador y artista plástico, en formación y auto formación permanente, egresado de Prodiseño, Escuela de Comunicación Visual y Diseño expone por primera vez individualmente, sobre su interés en el mundo onírico dice: “todos soñamos –así no lo recordemos– casi la mitad de nuestras vidas; desde esta perspectiva el plano de lo onírico se convierte en una especie de vida paralela que ha sido, y seguirá siendo, oráculo, campo de conocimiento y enigma para la humanidad”.
Finaliza con varias referencias en un devenir histórico del sueño que van desde la cosmogonía aborigen: “para los Wayúu el mundo de los sueños es el mundo primigenio, el mundo sagrado, el más allá, y lo que ahí sucede determina lo que sucede en nuestra realidad; para el psicoanálisis las emociones sumergidas en el subconsciente suben a la superficie consciente durante los sueños, recordar fragmentos de estos puede ayudar a destapar emociones y recuerdos enterrados. Inclusive estudios neurofisiológicos, de reciente data, relacionan la actividad cerebral que ocurre durante los sueños con el traslado de elementos de la memoria de corto plazo a la memoria de largo plazo; diversas tendencias artísticas han dado cuenta de la fenomenología que se gesta en «las tierras de Morfeo» como materia prima para sus investigaciones plásticas”.