La Sala de Exposición del diario EL IMPULSO, bajo los auspicios de la Fundación Juan Carmona festeja con sobrado regocijo la presencia de los creadores de Tovar (Mérida), ciudad acogedora en la intimidad de sus casas y calles, inmersa en la espiritualidad de quienes le han forjado nombre de prestigio a escala nacional e internacional. La cita es este miércoles 25 de mayo a las 7:00 p.m.
Tovar a la orilla del Turbio, invoca en su nombre las realidades telúricas de dos paisajes (el de Lara y el de Mérida), el encuentro gozoso de realidades hermanadas por el acto creador y luego sorprendidas por las apuestas de quienes ofrecen un discurso de vanguardia, provocador, sensorial, vigente y seductor, en aporte determinante a las artes plásticas del país.
La colectiva que reúne 38 piezas de mediano y gran formato, entre pinturas y esculturas, funde el talento de ocho sobresalientes artífices tovareños. Tovar a la orilla del Turbio no es más que una manera de sentir, invocar, creer, soñar y sugerir a la audiencia, un amplio mundo de contrastes y matices que develan la significativa influencia del cinestimo, del arte figurativo, abstracto y moderno.
Si bien, cada artista presenta su más intima propuesta, los ensambla el sabor a hierba fresca de las verdes y hermosas montañas características de Tovar, punta de lanza de la zona del Mocotíes; conocida por muchos como la Cuna del Arte Merideño.
Es así como la ciudad crepuscular, capital musical de Venezuela, recibe a estos tovareños y a sus peculiaridades citadinas. Tovar es reconocida por sus formaciones rocosas, sus cascadas, ríos, páramos y lagunas. Además de estos regalos de la naturaleza, estas tierras poseen una cultura muy amplia en donde se funde lo clásico con lo contemporáneo, siendo prueba de esto su arquitectura, su arte plástico y su folclore.
Dan fe de la fertilidad y apogeo plástico de la tierra de hombres ilustres como Martín Morales, José Luis Guerrero, Jesús Guerrero, Iván Quintero, Fidel Ramírez, Gerardo García, Rómulo Contreras y Vidal Manzanilla, quines prometen sorprender a la audiencia barquisimetana con sus osadas manifestaciones artísticas, que siendo modernas y con una marcada influencia del arte cinético, conservan en su interior los recónditos senderos y parajes de Tovar.
La agudeza visual se dejará envolver por el movimiento intrínseco de las formas, por los cálidos y chispeantes colores que distinguen a Tovar como el diván de las corrientes ópticas.
La Fundación Juan Carmona festeja con sobrado regocijo la presencia de los creadores de Tovar (Mérida), ciudad acogedora en la intimidad de sus casas y calles, inmensa en la espiritualidad de quienes le han forjado nombre de prestigio a escala nacional e internacional.
Una vez más EL IMPULSO, en el mes del artista plástico, se convierte en vitrina de la creatividad, imaginación e ingenio de aquellos artífices que fuera de las fronteras del estado Lara también hacen historia.
La cita es este miércoles 25 de mayo a las 7:00 p.m.
Regalo visual
Según Nydia Gutiérrez la obra deMartín Morales denota el recorrido inteligente de un artista intuitivo y estudioso que, desde sus inicios, se mantiene en incansable y fecundo ejercicio creativo. Sus obras, acota, se reinventan constantemente. Es así como este discípulo del maestro Carlos Cruz – Diez deja expreso en sus piezas claras influencias del cinetismo que sin lugar a dudas, atraparán al espectador, invitándolo al encontrarse con los páramos de Tovar en las profundidades de los colores rojo y verde.
«Como artista es heredero de las enseñanzas modernas, lo que le ha permitido el ejercicio de una pintura libre que cuenta con la geometría y el cinetismo; pero que en su prolongada afiliación a las formas que tantas satisfacciones le han aportado al arte venezolano, aun mantiene sin vacilaciones su poética personal en la que nunca abandona al paisaje, siempre al servicio de un efecto evocador, pero sin las durezas de la abstracción pura», describió Gutiérrez.
Morales, agrega, jamás se quebró frente a los rigores de la visualidad organizada por patrones geométricos, aunque rondara mil veces sobre la misma senda y aun cuando el ejercicio normal llegara a agotarse en ocasiones.
«De ese mismo sustrato que ha trillado sin pausa surgen ahora los recursos transformadores; la reflexión sobre las preocupaciones actuales del arte en el más amplio contexto le reclamaron la transformación, de allí que, con un entusiasmo siempre joven, impone su geometría en el espacio, totalmente abierto hacia la vida».
Martín Morales cursó estudios en el Taller Regional de Artes Plásticas. Estudió Diseño Gráfico de Arte Puro en la Universidad de los Andes. Realizó un taller de Serigrafía en el Centro Regional de Artes Gráficas en la Universidad de San José en Costa Rica y un taller de Foto Mecánica en Milán, Italia.
Ha realizado más de 30 exposiciones individuales y participado en más de cien colectivas, tanto en el país como en el ámbito internacional.
Detrás del cristal, Sueño distante, Sol naciente (en homenaje a Japón) y Sol sabana son las piezas con la que Morales cautivará al público.
Textura cotidiana
José Luis Guerrero con su propuesta bidimensional en acrílico sobre tela repleta de matices que revelan determinado grado de textura, da cuenta de los recónditos lugares que habitan en sus sueños. Lugares sencillamente cotidianos.
Guerrero quien nació en Tovar, estado Mérida en 1958, ha presentado sus obras en escenarios tan disímiles como Egipto, Francia, Croacia, Bosnia, Eslovenia y Portugal, sin mencionar los escenarios nacionales.
El acrílico es la eterna presencia en sus obras. Esta vez presenta Del fogón, Silla de Antesala, El banquete y Concentración, títulos que hablan de lo cotidiano pero se reinventan en una propuesta deudora de los grandes maestros que de la figuración al abstracto, consiguen su punto medio.
José Luis Guerrero cursó estudios de Dibujo y Pintura en la Universidad de Los Andes, Tovar, estado Mérida, también estudió Arte Puro y Serigrafía en el Taller Regional Conac, Tovar. Realizó en 1982 el Concurso de Volumen en el Grabado, Cegra, Caracas.
Ha efectuado importantes exposiciones individuales y participado en numerosas colectivas, entre ellas, varias ediciones del Salón de Occidente, en las Bienales de Grabado en Caracas, en el Salón Arturo Michelena de Valencia, Salón de Arte de Aragua, II Bienal de La Habana, Cuba, entre otras.
Del páramo al crepúsculo
Jesús Guerrero es igualmente referencia de Tovar, integrante de esta familia de artistas plásticos que harán gala en la ciudad crepuscular el próximo miércoles. Amante del valle y la montaña, del río y sus aguas cristalinas, de nuestro Turbio que sobrevive a la adversidad.
Con formación en el Taller de Arte Albano Méndez Osuna y seminarios especializados en el arte de la fabricación del papel y el tratado del color, su obra ha dejado grata impresión en los espectadores franceses y otros convocados en la colectiva o la individual.
Con lona, carboncillo, óleo y acrílico presenta su Diana, Otra Diana, Dos planos y Fragmentos.
Densos matices
Desde algún rincón, Ratón de biblioteca y El loco son los títulos de las obras que pertenecen al creador Iván Quintero quien trabaja la figuración.
Para Graziana La Roca, Quintero reinventa el objeto al plasmarlo de una forma diferente, elaborando así un lenguaje personal para expresarse, el cual se caracteriza por las formas y las perspectivas distorsionadas por los escorzos forzados, por las pinceladas suaves y definidas, de formas y gestos sueltos del pincel, por la incidencia de los juegos de luz y sombra sobre los objetos.
«Sus piezas denotan densos contornos que enmarcan las formas y hacen desaparecer más claros los colores complementarios y matizados de colores de pocos tonos. Igualmente se observa en sus obras que el modo de acoplar el espacio se ha convertido en característica fundamental del artista tovareño», comentó de La Roca.
Se trata, añade María Luisa Moncada, de una experiencia visual activa y dinámica que refleja lugares y momentos.
«Su pintura no se limita al simple hecho de pintar los objetos con la mayor exactitud o fidelidad posible, sino de penetrar en la esencia y la sustancia que conforma esos objetos. Su pintura da vida a espacios donde los objetos se convierten en símbolos que personifican una idea, una intención o alguna crítica del mundo», expresó Diego Vivas.
En la cima de los andamios
Fidel Ramírez, también miembro del grupo Tovar se desvive por las artes. Antes, según datos tomados de su blog, el trabajo de este creador consistía principalmente en naturalezas muertas. De pronto, sus obras que reflejaban lo cotidiano, se transformaron en estructuras, que aun dejan ver situaciones de la vida real.
Para Ramírez, el papel del hombre en sus diferentes contextos ha cambiado con el tiempo.
En su trabajo anterior utilizaba a la pintura como elemento decorativo del hogar.
En su trabajo actual, el hombre es representado como parte de una turba que intenta entrar o salir de los edificios por las escaleras o ventanas.
A pesar de vivir en una ciudad, Ramírez nunca se adaptó al estilo de vida citadino. Desde su punto de vista, la vida es acerca del espacio abierto, la tranquilidad y el contacto social. «Me gusta el campo. A través de sus pinturas, concedo a los habitantes de la ciudad moderna una visión de sí mismos, por ejemplo, la forma en que viven atrapados en los edificios».
El tovareño deja entrever el desarrollo de un arte clásico. «Esto se puede ver en los edificios desproporcionados, las representaciones surrealistas, la perspectiva de forjado y su particular uso del color.
«En mis pinturas tomo nota de la globalización y el pluralismo cultural que muchas veces no nos permite dar a conocer nuestra verdadera identidad. Hay un creciente conflicto entre nuestra identidad cultural, por un lado y para abrirnos a otras culturas en la otra mano».
Destacó, que el mundo se ha convertido en una megapolis, dividido en ciudades heterogéneas y multiculturales de acuerdo con patrones geométricos. A su juicio, las ciudades se asemejan a una especie de
arte figurativo.
Transformación genuina
Las obras del tovareño Gerardo García, según Adolfo Wilson, encarnan el renovado interés que el arte actual viene experimentando por los contenidos manifiestos en el mito y la religión: partiendo de una técnica fundamentalmente pictórica, aunque no ortodoxa, pues recurre a la intervención de las imágenes de procedencia industrial.
García expresa el problema de la trivialización a la que se ha visto reducida la imagen religiosa, vaciada por efecto de su desmesurada reproducción serial, de su contenido significante original.
«Sus muestras constituyen una trasgresión contenida. García extrema la sutil ironía a partir de la intervención pictórica de las imágenes enraizadas profundamente con el culto, fetiches devocionarios de los que el artista se apropia, transformándolos con sutileza y lúcido dominio de la técnica, llevando al espectador a dudar donde termina la imagen referencial y donde comienza la intervención pictórica».
Agrega que el artista recurre a la apropiación de algunos elementos definitorios de arte barroco, particularmente del colonial, desarrollando una relectura del icono, del signo y de la imagen religiosa.
«En las creaciones de este artista la imagen religiosa sufre un proceso de desvanecimiento de su simbología y de su apariencia visual original, hasta verse transformada en solo un elemento modular a partir del cual es construida la obra».
García presenta las piezas José Gregorio Hernández Pabellón, Tríptico y Policromo.
Espíritu geométrico cuerpo cromático
El tovareño Rómulo Contreras es uno de esos artistas que han logrado dar concepto y forma a su vocación artística mediante la práctica constante, la lectura complementaria y la observación interesada. Su primera aproximación al mundo del arte fue a través de la música, describe la reseña publicada en su blog. Los sonidos, ritmos y acordes aprendidos en sus clases de guitarra fueron traducidos a líneas, planos y colores. Quizás aquí aprendió a integrar la dimensión abstracta de la música con el carácter no representativo de su obra plástica.
Su travesía por las artes plásticas se inicia bajo la orientación del maestro Albano Méndez Osuna y se perfecciona en la colaboración cercana con el proceso creador de Jesús Soto y la observación atenta y compartida con las formas artísticas de Carlos Cruz-Diez y Alejandro Otero. Tales maestros estimularon la vocación geométrica de su obra plástica; pero no para reproducirla sino para captar en ellas que la geometría y el rigor técnico del oficio siguen siendo inspiración significativa para el arte de hoy.
La obra de Contreras refleja la pluralidad, vitalidad, esos dinamismos que caracterizan la reinvención del lenguaje del arte abstracto hoy día.
En esta oportunidad Contreras deleitará a los asistentes con su Código visual, acrílicos de variadas y efectos cromáticos.
El lenguaje del hierro
Vidal Manzanilla, escultor, natural de Valera estado Trujillo, hijo adoptivo de Tovar, trabaja con la resistencia, firmeza y estabilidad del hierro, composiciones que dan fuerza al espacio en que se abren formas orgánicas y sinuosas conjugadas con las estructuras uniformes de la geometría. El material, de cualidad pesado, sostiene piezas de gres con formas redondas o síntesis de frutos, las cuales muchas veces se aprecian tejidas, como si fuese un collar de perlas en el que las cabillas son los hilos. Su particular forma de hacer arte lo lleva a combinar metal, cerámica y madera, no solo creando un conjunto de líneas y volúmenes, sino que juega también con los espacios vacíos intangibles que se cuelan por entre los elementos dispuestos.
Según Nathaly Manzanilla, Vidal se perfila como un escultor en avanzada de la nueva corriente de artistas plásticos contemporáneos. Viene desde hace 30 años incursionando dentro del mundo de las artes, de allí su compenetración con el lenguaje del hierro. En esta muestra presenta sus piezas colgantes y en base.
Lorena Quintanilla Muñoz