“Trabajar con Román fue lo máximo”
Theylor Plaza, joven de 23 años que desde sus 9 años se desenvuelve en el mundo del teatro participando en varias obras y series de televisión, en esta oportunidad, debuta en el cine como Efraín Quintero co protagonista de la película Días de Poder, producida por la Villa del Cine y dirigida por Román Chalbaud, cuyo estreno se prevé para el mes de junio.
«Efraín Quintero es un estudiante universitario hijo de Fernando Quintero (Gustavo Camacho), cuyos ideales políticos provocan el enfrentamiento con su padre. Además de ser un personaje con una nobleza humana amplia y transparente; es muy tierno, a mi me conmovió mucho interpretarlo porque a veces tenía unos puntos focales de bondad y poseía unos pensamientos demasiado limpios».
Theylor Plaza co protagoniza el próximo largometraje de la Villa del Cine que se estrena el 03 de junio, Días de Poder
-¿Cómo fue el rodaje y la experiencia de trabajar con Román Chalbaud y la Villa del Cine?
Fwd: Entrevista para revisión y aprobación.-Trabajar con Román fue lo máximo, el proceso fue bastante funcional, la película se hizo en el tiempo estipulado. A mi me sorprendió mucho saber que una película se puede rodar en siete semanas, yo pensaba que tardaba más tiempo. La pasé muy bien y me gustó vivir el proceso de rodaje completo, porque estaba terminando mi carrera universitaria e hice mis pasantías como asistente de script, entonces, iba todos los días de rodaje incluso lo que no me tocaba participar como actor.
-Este es su primer trabajo cinematográfico. ¿Qué tal fue la experiencia?
-Yo trabajé como extra en un par de películas, pero esto fue lo máximo, no se como explicarlo, me sentí muy agradecido, siempre fui muy bien tratado, no tengo ninguna queja.
-Usted fue uno de los actores seleccionados por un casting llevado a cabo en la Villa del Cine, ¿Cómo fue este proceso?
-En la Unearte, en 9no semestre montamos El pez que Fuma de Román Chalbaud, donde interpretaba el personaje de Juan. Hicimos el estreno y Román la vio un jueves, el sábado teníamos una entrevista a la que llegué tarde, y el maestro estaba sentado fuera esperándome, me dijo que quería darme su correo electrónico para que le enviara mi currículo porque iba a hacer el casting para su nueva película. Me emocioné, y me pareció demasiado bueno para ser verdad.
El lunes siguiente me llamó, el martes ya estaba entrevistándome con él, me hizo una síntesis de la película Días de Poder y me dijo que le había gustado mucho mi trabajo en la obra. Me emocioné mucho cuando me entregó el guión de Días de Poder, nunca había leído un guión de cine y ese mismo día leí el guión como cuatro veces.
El casting era a las 8:00 am en la Villa del Cine. Al terminar la escena el Maestro dice “ahora si me puedo tomar mi juguito de naranja”, Carlos Daniel Daniel Alvarado a quien conocí este día, me preguntó que si había escuchado al Maestro… al tiempo que dijo: “Quedamos”. Después Rafael Gómez, asistente del Maestro nos invitó a almorzar a petición de Chalbaud y cuando estábamos en el comedor, el Maestro se dirigió a todo el equipo de la película diciendo: “permítanme presentarles a Efraín y Arnaldo”.
-Este guión fue escrito por los Maestros Cabrujas y Chalbaud en los años sesenta, pero hasta ahora es que se da la oportunidad de llevarla al cine con el apoyo de La Villa, ¿Qué opión le merece que este proyecto se lleve a la gran pantalla después de tanto tiempo?
-Me parece genial porque el guión esta basado en hechos históricos y está escrito por dos grandes maestros, que no son sólo capaces de escribir grandes obras, sino que además ellos estaban viviendo eso, entonces, forma parte de un relato totalmente documental, y la película desarrolla una trama personal en cuanto a los personajes de Efraín y Fernando Quintero que también viven esto. Que estos maestros hayan tenido el ingenio de escribirlo, guardarlo, llevarlo a teatro en una época, y dicha obra es sensacional y que se haya podido llevar al cine Días de Poder es genial.
-¿Cómo fue la experiencia de pasar del teatro al cine? Sobretodo llevando una pieza que fue montada en teatro anteriormente y ahora debuta en la gran pantalla.
-La diferencia es amplia, yo estoy formado en teatro desde que tengo 9 años. Con el teatro íntimo era muy naturalista, y me decían que caía en la no actuación, y sentía que si exageraba un poco se iba a ver muy falso, tenía muchas dudas en mi manera de abordar los trabajos escénicos, pero cuando me tocó participar en la película era todo lo contrario, podía ser muy teatral y el maestro me decía que no hiciera tantas expresiones con la cara sino que fuese mas expresivo con la mirada, eso lo entendía perfectamente porque era algo en lo que pensaba desde hacia mucho tiempo, el mundo interior del personaje, desarrollar la dramaturgia gestual y el perfil psicológico de los personajes.
Yo siempre había actuado para un público en un escenario, aquí hubo momentos en que tenía la cámara pegada a la cara y sientes que tienes que estar muy consciente y concentrarte muy bien en todo lo que estés haciendo, no es que en el teatro no lo hagas, pero en teatro tu ensayas y ensayas y llega el momento que tu ya sabes como va la actuación y el objetivo es actuar como si fuese la primera vez que lo vives, pero en el cine era más como hacer dos ensayos y vamos a filmar; en el teatro representas una obra de principio a fin, en el cine no siempre es así, puedes empezar por el final o por donde sea, y hay que estar muy concentrado y consciente de cada detalle.
-¿Cuál consideras es el tema central de la historia o la reflexión que los realizadores quisieron transmitir a través de sus personajes?
-Eso lo hablé una vez con Román, le pregunté ¿Qué pensaba de mi personaje? Y el me respondió algo muy lindo, Efraín representaba la pureza. Y yo le dije que en esa época mataban estudiantes y la gente moría y el me respondió “si, la gente moría por defender sus ideales, pero las ideas no se matan” y realmente es eso. Efraín termina siendo una víctima del poder, de una falsa democracia, de un sistema donde había abuso de poder, donde el poder es corrupto, o te demuestran que el poder es capaz de corromper a cualquier persona, como es el caso de su padre, que fue revolucionario, defendió sus ideales, se enfrentó a una dictadura y después es fue capaz de traicionar a su propio hijo. Pero Efraín de alguna forma no se deja tentar por el poder, porque fácilmente podía ser un niño acomodado, pero decide aferrarse a sus propias convicciones, creer en sus ideas sociales, creer en todo eso hasta el extremo de ser capaz de arriesgar su vida.