“Algunos creen que las historias son un sustituto de Dios. Otros, en tanto, creen que es un regalo de Dios, puesto que nos hacen creer en un orden superior, nos dan fe y fuerza, nos hacen relajarnos y soñar y dejar de ser, aunque sea por un instante, quienes somos”
Alberto Fuguet / Apuntes Autistas
Llueve, son casi las siete, estas en la puerta de tu casa, te cuesta introducir la llave en la cerradura, como que no atinas, se te enreda el llavero, el peso de las bolsas que llevas en ambas manos no te ayuda. Al minuto siguiente ves rodar por el piso las manzanas que compraste, la bolsa de maní y el pote del helado. Por suerte nada se rompió, solo acabas de llegar y te sientes enfermo, algo decaído, pesado. La rutina enloquece al más cuerdo y los problemas imprevistos convierten en angustia tu reserva de calma y Zen.
A veces no quieres pensar, te quieres borrar, desaparecer, dejar de estar, no tienes ganas de nada, “poner la mente en blanco” es tu meta. Pero ¿Cómo?, la mente nunca esta en blanco, casi siempre trasmite en colores y con audio en vivo.
A través de los años he encontrado un modo de borrarme, de no estar aquí. Me borro viendo películas, dejó de pensar con facilidad, el cine me devuelve la alegría, el lugar ideal de mi infancia.
Aunque ver películas no es todo en la vida. Ver películas es parte, es un juego, es pasar el tiempo, pero no es la vida. Y lo es menos, cuando sabes cual es “la vida real”, cuales han sido esos momentos que te han gustado mas que cualquier otro, esos momentos “coca cola”, de felicidad plena, de alegría, de placer. Esos momentos que no puedes repetir aunque quisieras, porque no dependen de ti.
Sin embargo, fundamentalmente el cine funciona cuando entretiene, cuando te dejas llevar por la historia que tienes frente a los ojos. Fundamentalmente el cine funciona cuando te sustrae olvidándote de la hora, de la posición en que estas sentado (¿o acostado?) si algo ocurre a tú alrededor: el ruido de los vecinos, los movimientos de tu gato.
A veces necesitas estar solo, pero no contigo mismo, seria demasiado pesado. Solo con algunos personajes y algunas historias lejanas a la tuya. Para escapar de ti mismo, prueba buscándote en otros, espejos en la pantalla grande, lejos de la tristeza.
A veces necesitas que tus miedos se vayan al fondo, que te abandonen, que te dejen completamente sola. Como el personaje de Pierce Brosnan, en la serie de los 80 Remington Steele, que superaba “los enigmas” de sus casos con sus comparaciones fílmicas, a veces buscamos en el cine un espejo –difuso, distorsionado- de nuestra realidad, a veces mas que encontrar verdades, lo que queremos es perdernos en las ajenas.
C.Luisa Ugueto