La tradición de quemar a un judas, muñeco de cuerpo entero hecho de trapos, relleno con cohetes y demás detonantes vestido con una ropa vieja donada por algún vecino, es tan vieja como el descubrimiento de América.
Si no fue introducida por Cristóbal Colon en su último viaje, debieron traerla los mismos blancos que enseñaron a los indios «Salivas» del Orinoco a jugar pelota, con la mano derecha protegida con un cesta de paja, parecida a la que se usa para jugar la pelota vasca.
Según Oviedo y Robert el primer Judas quemado en la provincia de Venezuela, representaba al Señor Américo Vespucio, Ocurrió esto en Cumaná por los años de 1499. Cuando Don Américo Vespucio se apareció en aquellas playas, cargado de espejitos y barajitas para cambiarlos por perlas y hacer que los indios le construyeran un hermoso bergantín.
En este bergantín se alejó, los indígenas esperaron en vano su retorno durante varias lunas, en vista de que este conquistador no aparecía, resolvieron fabricar una especie de espantapájaros y en el mismo sitio en que fabricó su barraca Don Américo Vespucio le prendieron fuego, bailando al son de tambores y chirimias. (instrumento musical de madera parecido a un clarinete).
Durante la Capitanía General de Venezuela o en la República, cuando algún alto personaje cometía algún desafuero, se esperaba que cayera y lo judaizaban.
Narra Don Carlos Pereira que cuando al famoso bucanero Madyford, se le escapaba algún esclavo y lograban recuperarlo, cosa que ocurría siempre, lo emparrillaban como a San Lorenzo, festejando tal acontecimiento con borracheras y otras delicias. Surgían los chistes macabros ante el espectáculo del pobre negro asado.
En la ciudad de Caracas el primer judas se quemó en 1801 y luego se hizo común en todos los pueblos de nuestra geografía durante el día «Domingo de Resurrección».
Anteriormente se quemaba en Chacao, en el Estado Leal y en El Pedregal en el sector de la Manguera, luego en el sector El Tártago, quedando últimamente en El Pedregal, los fabricantes de estos judas son los Señores Rafael Morales Serrano y Frank Hernández; los vecinos organizadores redactan El Testamento de Judas siendo leído por el Señor Diego Blanco (Dieguito) haciendo referencia con el cotidiano quehacer de los organizadores, muchas veces se han creado problemas con las autoridades, siendo citados a la prefectura En los escritos de la Lic. Irene Santos refiere lo siguiente: » La anécdota más destacada es la copla que decía …. hay una mujer en el barrio y todo el mundo lo ha sabido que desde hace algún tiempo voltea a su marido, al día siguiente nuestro coplero oficial enfrentó en la prefectura de Chacao 5 denuncias por difamación. Afortunadamente Dios protege al inocente y este artista pudo presentar sus versos, pues los había redactado por escrito y se comprobó que el no había difamado a nadie, porque no mencionó nombre alguno»
Fuente: http://www.chacao.gov.ve/munidetail.asp?Id=50
Fotografias.Franco Mendoza / Derechos Reservados