Hablando con un amigo hace unos días, recordé que mucha gente “joven” conoce muy poco sobre la cultura popular latinoamericana de otras épocas. De este lado del mundo, es mucho mas fácil, saber quien fue Sinatra o Elvis, que Gardel (con todo lo famoso que es), Pedro Vargas o Javier Solís.
Si ya para los de mi generación esta difícil, para generaciones posteriores el olvido va en ascenso, parece que nuestra memoria es frágil en Latinoamérica, al menos es la impresión que me da, pues una cosa es saber que la Coca cola es una gaseosa y otra haberla probado. De igual modo, a mi amigo “le sonaba” el nombre de Pedro Infante, lo había escuchado “por ahí”, pero no tenia ni idea de como había muerto o que trabajos específicos resaltaban en su carrera, como cantante o actor.
Pensando en ese desconocimiento y olvido, se me ocurrió que hay films valiosos, que pertenecen a esa cultura popular Latinoamericana, películas imprescindibles, por su calidad, llenas de moho y telarañas, vamos a quitárselas para descubrir esas que nos faltan por ver…
Pedro Infante como actor
Pedro Infante fue un actor formidable, me gusta más su filmografía que sus discos, aunque evidentemente su carrera como cantante, fue «de lejos» exitosa, la idolatría de las masas por su imagen se consolido en el cine. Pedro Infante canta en muchas de sus películas, pero su temperamento interpretativo lo hace destacar por encima de la figura de ·”estrella” o “cantante” que actúa. Tal como no sucedía, por ejemplo, con Javier Solís, Vicente Fernández e incluso el mismo Gardel, para quienes el cine fue una plataforma donde mostrar su repertorio, ya que básicamente sus roles eran siempre los mismos producidos en serie.
Pedro Infante, aunque hizo muchos personajes arquetípicos: el macho, el mujeriego, el hombre humilde, el tipo del pueblo honesto, se las ingeniaba para dar con cada papel de un modo diferente. Entre sus personajes de “Sobre las olas” , “Escuela de Vagabundos”, “La tercera Palabra” , la serie de “Pepe El Toro”, “Tizoc”, “El Seminarista”, hay algunas diferencias. Por desconocimiento se ha tendido a ligarlo solamente con el arquetipo del “macho” con pistola: borracho, mujeriego y jugador, y aunque también lo fue en el cine, como actor siempre supo hacer mucho mas que eso.
La vida no vale nada (1955)
En «La vida no vale nada» (1955), dirigida por Rogelio González, Pedro Infante encarna a Pablo, un personaje con problemas de alcohol, que no puede estarse quieto en un solo lugar. Vagabundo y borracho, pero con una conciencia tenaz sobre su problema, lo cual lo diferencia en mucho de otros roles de la filmografía de ese entonces, Pablo va involucrándose con los personajes con los que se encuentra a lo largo de la trama, para ir dejándolos atrás debido a “una tristeza” que lo hace abandonar todo.
“La vida no vale nada” no posee la típica estructura de personajes en conflicto que luchan por su restauración, mas bien, es la recreación del periplo que tiene que recorrer Pablo, para encontrar lo que sin saberlo anda buscando.
Película llena de matices y con tres o cuatro historias en la trama, que casi podrían leerse como capítulos distintos, en “La vida” la historia se sostiene, además de las buenas actuaciones, por el ambiente que recrea el director: personajes grises e incompletos, música incidental oportuna, pero sobre todo por el carisma y trabajo de un Pedro Infante que actúa como si proviniera de alguna escuela “naturalista”, imprimiendo realismo a cada escena.
Infante ganó un premio Ariel como mejor actor con este film. Destacan en el elenco, Lilia Prado como Martha, Rosario Granados como Cruz, y Domingo Soler, como el papá de Pablo, el personaje de Infante.
Como anécdota, en la primera escena aparece un fugaz Ramón Valdez, “Don Ramón” en “El Chavo”.
Calificación: 10/10
C.Luisa Ugueto L.
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