“Salga a decir que es el peor delincuente”
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Al terminar el libro uno no sabe qué pensar. Ni qué decir…El asunto es que le queda a uno en el alma una especie de sabor amargo, como un dolor indescifrable, raro, extrañoEl Clan de los Doce Apóstoles de Olga Behar (Ícono), que fuera presentado en la pasada Feria del Libro y que se convirtiera en la sorpresa al quedar entre los 15 más vendidos, es una terrible radiografía de la autora en una periodística conversación con el mayor Juan Carlos Meneses, condecorado en dos oportunidades por Álvaro Uribe Vélez con la máxima distinción de Antioquia, cuando él conformó las Convivir, considerado el mejor policía de la época, cuando era su “amigo” y cuando ha salido a denunciar las barbaridades, se convirtió el peor de todos los policías… Tan fue así, que cuando Meneses no aguantó más y fue a Argentina a denunciar las amenazas y lo que le estaba sucediendo, Uribe Vélez le ordenó al general Naranjo: “Me lo acaba ante los medios de comunicación, salga a decir que es el peor delincuente”…
Este dramático libro cuenta, con angustia, lo sucedido con Meneses, desde el momento en que aparece Santiago Uribe Vélez y nace El Clan de los Doce Apóstoles. “Él reúne a los grandes ganaderos y es el clandestino que trabaja a la par con el grupo de Donato. Por eso es la confusión, porque por esa intención de acabar la guerrilla sale el grupo clandestino, el que maneja Uribe Vélez, que es donde están los que asesinan a la gente”.
Habla, por ejemplo, de lo sucedido con Alberto Uribe Sierra, el padre de Santiago y Álvaro, de cuando “fue detenido con fines de extradición a EUA en 1982”; del famoso helicóptero de los Uribe “de cómo un aparato que en buenas condiciones se avaluó en veinte millones de pesos se pudo vender por una suma superior, incluso con daños tan serios”.
Pero quizás lo más crudo del libro de Olga Behar, además de la denuncia de Meneses, es la forma como se narran las masacres. “Según el blog creado por sobrevivientes y ciudadanos de Ituango para conservar la memoria histórica de lo sucedido el 25 de Octubre de 1997, unos doscientos hombres enviados por Mancuso y Castaño llegaron al corregimiento y, con apoyo del Ejército de Colombia, asesinaron y torturaron a quince personas, violaron a las mujeres, se robaron el ganado y forzaron el desplazamiento de todo un pueblo, más de novecientas personas.
“Según los aterradores testimonios de los sobrevivientes, a uno de los campesinos asesinados lo mataron a golpes y luego le extrajeron el corazón. Para que el pueblo viera y “escarmentara”, para que no siguieran colaborándole a la guerrilla. Por eso no les importó que el 26, al día siguiente de su llegada, fuera día de elecciones. Los paras obligaron a los pobladores- que estaban escondidos y aterrorizados en sus casas- a salir para ver a sus muertos tirados en el parque del pueblo. No sólo los asesinaron a sangre fría, además, amenazaron a los familiares: prohibido llorar, no podían llorar a sus muertos”.
Y siguen 326 páginas de horror, de angustia, de dolor, páginas que se deben leer no con el ánimo de la retaliación, pero sí que sirvan, de una vez por todas, para hacer un alto en el camino, un alto para reflexionar, para pensar y repensar el país, porque lo que se estuvo haciendo, fue tratar de construir un país sobre las ideas del odio, de la amargura, del resentimiento.
Antonio Morales, destacado periodista, dice en el prólogo que “así como el país rechaza las acciones de la guerrilla, igualmente es profundamente consciente de que los horrores del desplazamiento (cuatro millones y medio de campesinos han sido obligados a dejar sus tierras), las masacres (no menos de 50.000 colombianos asesinados por los paras), las desapariciones (nada se sabe de 10.000 colombianos), el secuestro (los paramilitares se llevaron hacia la muerte a mil ciudadanos), las torturas y los asesinatos selectivos por parte de los paras, son mucho mayores en cantidad y en atrocidad”.
Son 326 páginas que rompen el alma en pedazos y más cuando Meneses, que fuera el mejor policía del momento, se convirtió en el peor enemigo de Álvaro Uribe Vélez y “si él me va a hacer algo, por lo menos lo piense mucho porque se le va a venir el mundo encima y yo creo que él no lo va a hacer. Y lo otro es que ni se atreva a tocarme un hijo, porque se le acaba la vida a Álvaro Uribe y su familia, ¡dígalo! Yo a él lo hago responsable si le llega pasar algo a mi familia”…
¡Cómo me duele Colombia! ¡Y cómo me duele su tragedia! Como me duele la tragedia del mayor Juan Carlos Meneses…